La drogadicción es una enfermedad que
consiste en la dependencia de sustancias
que afectan el sistema nervioso central y
las funciones cerebrales, produciendo
alteraciones en el comportamiento, la percepción, el juicio y las
emociones. Los efectos de las drogas son diversos, dependiendo del tipo de
droga y la cantidad o frecuencia con la que se consume. Pueden producir
alucinaciones, intensificar o entorpecer los sentidos, provocar
sensaciones de euforia o desesperación. Algunas drogas pueden incluso
llevar a la locura o la muerte.
La dependencia producida por las drogas puede ser de dos tipos:
- Dependencia física: El organismo se vuelve necesitado de las drogas, tal
es así que cuando se interrumpe el consumo sobrevienen fuertes
trastornos fisiológicos, lo que se conoce como síndrome de abstinencia.
- Dependencia psíquica: Es el estado de euforia que se siente cuando se consume droga, y que lleva a buscar nuevamente el consumo para evitar
el malestar u obtener placer.
El individuo siente una imperiosa necesidad
de consumir droga, y experimenta un desplome emocional cuando no la
consigue.
Algunas drogas producen tolerancia, que lleva al drogadicto a consumir
mayor cantidad de droga cada vez, puesto que el organismo se adapta al
consumo y necesita una mayor cantidad de sustancia para conseguir el
mismo efecto.
La dependencia, psíquica o física, producida por las drogas puede llegar a
ser muy fuerte, esclavizando la voluntad y desplazando otras necesidades
básicas, como comer o dormir.
La necesidad de droga es más fuerte. La
persona pierde todo concepto de moralidad y hace cosas que, de no estar
bajo el influjo de la droga, no haría, como mentir, robar, prostituirse e
incluso matar.
La droga se convierte en el centro de la vida del drogadicto,
llegando a afectarla en
todos los aspectos: en el
trabajo, en las relaciones
familiares e
interpersonales, en los
estudios, etc.
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